Libros de ensayo

La poesía del azoriano Roberto de Mesquita (1871-1923) es una gran desconocida para los lectores hispanohablantes, principalmente por la inexistencia de una traducción española de su única obra, Almas Cativas. Por otra parte, hay que tener en cuenta que también en el ámbito luso parlante la proyección del autor fue tardía. De hecho, Almas cativas fue publicada póstumamente (1931) y valorada en su justa medida tiempo después gracias a escritores de generaciones siguientes. 

Vinculado al simbolismo finisecular portugués, su obra puede inscribirse en un incipiente modernismo cuyas bases están en la enorme influencia del parnasianismo y del propio simbolismo francés en las respectivas literaturas hispánicas y portuguesas. Este es el primer libro con obra de Mesquita traducido al español.

Roberto de Mesquita, Versos de un aislado. Introducción y traducción de Oswaldo Guerra Sánchez. Madrid, Mercurio, 2022, 80 páginas.

Las creaciones culturales de una comunidad, y en particular su literatura, son el producto de una interacción entre el ser humano y el medio en que habita, tanto físico como social. Con frecuencia el fenómeno literario que se ha ido configurando al calor de estas sociedades ha descrito e interpretado la realidad circundante bajo el prisma de un bagaje cultural concreto. Pero solo desde el momento en que dicha comunidad vuelve esta mirada colectiva hacia sí misma, podemos hablar de una cultura madura, con identidad propia. Máxime si, transcurrido el tiempo, esta pasa a ser “comentada” por los propios agentes de esa comunidad, es decir, se constituye en tradición.

Las creaciones culturales de una comunidad, y en particular su literatura, son el producto de una interacción entre el ser humano y el medio en que habita, tanto físico como social. Con frecuencia el fenómeno literario que se ha ido configurando al calor de estas sociedades ha descrito e interpretado la realidad circundante bajo el prisma de un bagaje cultural concreto. Pero solo desde el momento en que dicha comunidad vuelve esta mirada colectiva hacia sí misma, podemos hablar de una cultura madura, con identidad propia. Máxime si, transcurrido el tiempo, esta pasa a ser “comentada” por los propios agentes de esa comunidad, es decir, se constituye en tradición.

Lo que nos rodea, lo olvidado, lo recordado. Ediciones de la ACL, 2020, 40 páginas.

Los ensayos que conforman este libro son modestas calas que ponen de manifiesto nuestro empeño por confrontar lenguajes, principalmente de la literatura y en menor medida de la plástica, en un terreno meramente interpretativo, por más que las realidades que provocan esa confrontación (el convenio, en definitiva) sean distantes entre sí. Los lenguajes estéticos que se acaban de mencionar son tocados desde diferentes puntos de vista, aunque siempre de modo fragmentario y discontinuo: La mitología, la ecología, el simbolismo, la historia, la estética o la filosofía, las poéticas de la lectura, la intertextualidad, el metalenguaje cinematográfico.

Dignidad creadora y lecturas de cabotaje, Madrid, Mercurio, 2018, 214 páginas.

Para ahondar en su expresión, habremos de escuchar cómo Cairasco dice el Mundo, principalmente a través de sus versos, aunque en ocasiones debamos apoyarnos en cierto dato histórico. Porque Cairasco era un renacentista de la gran segunda generación, la que creó una nueva cultura desde las cenizas de la clásica, y en el que, sin embargo, podemos escuchar ciertos pensamientos de un humanista algo estrafalario, bastante disidente, a pesar de que su conocimiento de los centros culturales del continente europeo era amplísimo, por sus estadías en Portugal, España y, al parecer, en Italia, y por sus viajes imaginarios a través de la literatura y las ideas de la cultura mediterránea. Sin embargo, su forma de decirnos el Mundo no es, ni mucho menos, la habitual de su coetáneos, al menos los de la Corte de Madrid. Ello se ve especialmente en el modo como nos devuelve temas y formas de moda en su tiempo, y cómo se apropió de ello para fundar una nueva literatura con las mismas herramientas que usaron sus contemporáneos.

La expresión canaria de Cairasco. Las Palmas de Gran Canaria, Anroart, 2007, 74 páginas.

Senderos de lectura es un atajo a través de la obra literaria hacia el infefable mundo de la memoria. Entre las reflexiones contenidas en sus páginas cobran vida seres totalmente imaginarios y escenas aparentemente enterradas en el olvido que, no obstante, han configurado gustos e incluso hábitos de lectura de varias generaciones, hasta convetirse en antídoto contra lo Real.

Senderos de lectura. Memoria y hermenéutica literaria, Madrid, La Discreta (colección ensayo y error), 2002, 143 páginas.

Rara vez una obra literaria, sea de la índole que sea, llega al reconocimiento del lector de a pie –y aun del estudioso– si antes no pasa por el tamiz de un juicio de valor estandarizado. Dos juicios de este tipo –cuyos estigmas no tienen que ser negativos en todos los casos– han permitido que la obra de Tomás Morales haya pervivido a lo largo de los años con una nitidez consensuada, lo que paradójicamente ha impedido que se viera con mayor claridad lo que en sí encierra. Me refiero concretamente a la etiqueta de escritor modernista, en su acepción más popular de grandilocuente y retórico, y a la consideración de «poeta del mar».

Pensar la obra de Tomás Morales significa en muchos casos, todavía hoy, aventurarse por un camino no hollado y dialogar con sus versos sin desprenderse de ningún bagaje, sin renunciar al lastre que el tiempo ha ido interponiendo entre sus palabras y las de nuestro presente.

Un modo de pertenecer al mundo. Estudios sobre Tomás Morales. Ediciones Cabildo de Gran Canaria, 2002, 155 páginas.